Con los ojos
bien cerrados y el corazón guiando a la razón, me muevo por los impulsos que me
dejan sin aliento. No busco perder el tiempo sino encontrarlo en cada efímero
beso. Perseguir al destino no tiene sentido si él siempre irá dos pasos por
delante, y mucho menos echarle la culpa de todos los fallos que cometo cada vez
que tropiezo y me caigo de nuevo sin remedio.
No me importa
apostarlo todo, si hay un atisbo de éxito. Porque quién no arriesga, no falla,
y no pienso pasarme la vida dibujando pasos perfectos sobre la arena mojada. A
veces miedo, otras euforia, pero nunca dejo que mi cuerpo dé un paso atrás, por
si acaso al retroceder uno, pone la marcha atrás.
Puedes pensar
que soy demasiado pequeña para mi estatura, o que todavía no he bailado
suficientes veces con el diablo, pero yo me atrevo a pensar que todo a su
debido tiempo. Y que si hoy te escribo, quizá mañana te borro. O si mañana te
olvido, quizá pasado te añoro.
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