Me produces amor. Pero
me duele tocarte. Cada día más.
Hoy he vuelto a
poner mis manos encima tuyo y me han venido tantas notas a la cabeza. Tú,
siempre tan dispuesto a hacer sonar mis sentimientos. A gritarlos por mí.
Aunque nunca me lo ponías fácil. Querías que aprendiera, que no dejase las
cosas a medias. Que sacase lo máximo. Y por eso a veces no te escuchaba. Te lo
confieso, me dolía no poder tocarte como te merecías.
Me has enseñado
tanto. Me da vergüenza reconocer que muchas partes las he olvidado. Y otras las
he cambiado, han evolucionado conmigo. No me arrepiento de ningún momento que
pasamos juntos. Me has hecho llorar como nadie. Yo lo sé. Pero es que tú no
eres nadie, ni tampoco nada. Lo eres todo. Me has dado lo que soy ahora mismo.
Y te sigo necesitando cada día. Aunque ya no puedo tocarte todo lo que me
gustaría. Pero eso no quiere decir que no quiera.
O que no vuelva.
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